María Adánez y Pepón Nieto en una escena de 'Ay, Carmela'!

María Adánez comienza la gira de ¡Ay, Carmela!

María Adánez estrena la nueva versión de ‘¡Ay, Carmela!’ de José Sanchís Sinisterra producida por Producciones Faraute en colaboración con Pentación Espectáculos, a partir de una dramaturgia de José Carlos Plaza.

Obra teatral con la que recorrerá toda la geografía española durante el presente y próximo año, a lo largo de una extensa gira que incluirá, a su vez, temporada teatral en el Teatro Bellas Artes de Madrid.

Producciones Faraute

Ficha '¡Ay, Carmela!'

Dirección: José Carlos Plaza
Reparto: María Adánez y Pepón Nieto
Escenografía e iluminación: Paco Leal
Vestuario: Gabriela Salaverri
Espacio sonoro: Arsenio Fernández
Fotografía: Marcos G Punto
Diseño gráfico: Graficas ISASA
Realización decorados: Scnik Móvil
Sastrería: Luis Delgado
Tinte y ambientación: María Calderón
Sonido: Juanjo Cañadas
Maquinaria y regiduría: Kike Hernando
Trasporte: Transportes Castillo
Dirección técnica e iluminación: Celso José Hernando
Dirección adjunta: Jorge Torres
Gerencia: José Casero
Producción ejecutiva: Celestino Aranda y Jesús Cimarro

'¡Ay, Carmela!' en el Teatro Fernando de Rojas de Toledo

Sinopsis

Tres décadas y media después de su estreno en 1987, esta modesta «elegía de una guerra civil» -cuya «acción no ocurrió en Belchite en marzo de 1938″– parece no obstante empeñada en levantar su enjuto tinglado escénico más allá del tiempo y del espacio. También del espacio, sí, ya que, a pesar de las coordenadas locales de su trama (España, Aragón, Belchite…), Carmela y Paulino no han cesado de echar raíces en países y ciudades tan distantes y distintas como Londres, Francia, Turquía, Chile, Berlín, San Petersburgo, Grecia, Cuba, Sarajevo, Argentina, Estocolmo, México, Australia…, y un largo etcétera. Por no hablar de los numerosos montajes que siguen proliferando por la geografía española.

Tal diversidad de horizontes e idiomas acabaron por revelar al autor que el tema de su humilde tragicomedia no es tanto -o no solo- nuestra Guerra Civil, cuyo cincuenta aniversario pretendía evocar, en medio de una vertiginosa Transición, quizás tentada en exceso por el deseo de olvidar. Más bien fue descubriendo que ¡Ay Carmela! trataba del deber de los vivos para con «los muertos que no quieren borrarse». O, dicho de otro modo, que entre las risas y las lágrimas que la precaria compañía ambulante suscita (Carmela y Paulino, Variedades a lo Fino) se va imponiendo el recurso inexcusable a la memoria de los vencidos… quizás para evitar lo que podríamos llamar la «segunda muerte de los muertos».

Y esta problemática, al parecer, sigue teniendo resonancia en los cuatro puntos cardinales de la Historia reciente…

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